Como ustedes, lectores, ya habrán escuchado, se está
organizando un debate electoral. Perdón, me equivoco. De momento no hay
organización. Y les voy a explicar por qué.
El pasado viernes, me enteré por la prensa, de que el
candidato de UPyD pedía un debate con todos los candidatos a la Alcaldía de
Santa Pola. Inmediatamente me puse en contacto con él y le propuse, debido a su
urgencia, que el debate se celebrara este ya pasado fin de semana en la Casa de
la Cultura. Por ejemplo, el domingo a las 10.00. De hecho, ya teníamos la
autorización de la Junta Electoral para utilizar ese lugar. Sin embargo, tanto
el candidato magenta, como algunos otros miembros de otros partidos políticos,
se negaron a realizar este debate, por la premura y prontitud de la fecha
propuesta, dado que alegaban que no les daba tiempo de preparar nada.
Y yo me pregunto, ¿si uno lanza una propuesta de tal calado,
no significa que está preparado para debatir en cualquier momento y lugar? No
sé si será miedo escénico o es que el lanzamiento de una propuesta de debate es
un órdago lanzado para desviar la atención de las propuestas y de la campaña
electoral.
Ante la negativa de debatir el domingo propuse a todos los
grupos políticos tres franjas horarias diferentes para debatir: hoy a las 7.00
de la mañana, hoy a las 22.30 horas de la noche o bien mañana a las 13.30
horas. La respuesta ha sido el silencio.
Sin embargo, algunos grupos políticos se reunirán esta tarde
a las 18.00 horas en la puerta del Ayuntamiento, sin tener en cuenta que debo
bifurcar mi trabajo en las tareas propias como alcalde y en las acciones como
candidato del Partido Popular; sin dar contestación a ninguna de las propuestas
enviadas, pese a la flexibilidad horaria; y obviando que avisé de que a mí, a
las 18.00 horas de esta tarde, me era imposible acudir.
Por eso les decía al principio que, de momento, no hay
organización. Que el debate está en cuándo nos reunimos para preparar el debate.
Un debate que, empiezo a pensar va a estar complicado realizar, si primero no
existen las ganas ni la flexibilidad por parte del resto de partidos, de
reunirse.
Apelo al sentido común de todos los partidos y al consenso
con el que siempre guío mis acciones. Y, a la espera de recibir una respuesta
cabal, expreso mi deseo de seguir realizando este debate.
Y utilizando términos pugilísticos, creo que son los
aspirantes al título los que deben adecuarse y elegir entre las diversas fechas
y horas tanto de reunión como de debate que he lanzado. Además, no deben
olvidar que un debate es un foro para hacer extensivas las diversas propuestas
a la ciudadanía y para fomentar tanto la participación electoral como el
derecho de la ciudadanía de comparar y decidir. Lamentablemente, creo que se
están olvidando de ese espíritu. Confío en que la tendencia se revierta.